lunes, 28 de noviembre de 2011

Ser madre es el papel más bello.
Es la conquista más plena.
Es lo inimaginable hecho realidad. yo feliz de serlo!!!!

ser madre

“Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre. Dios la ha dotado a mansalva del “instinto maternal” con la finalidad de preservar la especie.
Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura.

Pero gracias al “instinto maternal” la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.
Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales,que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.
Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche…
Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada.. Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar.
Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.
Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo.
Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.
Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan. Es decir que “son cosas de la edad” cuando la mandan al carrizo.
Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año : el Día de la Madre.
El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho.
Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano.
Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.”
Isabel Allende.

LOS NIÑOS

Los niños vienen en tamaños, pesos y colores surtidos. Se les encuentra donde quiera: Encima, debajo, dentro, trepando, corriendo, saltando. Las mamás los adoran, las niñas los odian y las hermanas y hermanos mayores los toleran; los adultos los desconocen y el cielo los protege.

Un niño tiene el apetito de un caballo, la digestión de un traga espada, la energía de una bomba atómica, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne, la timidez de una violeta, la audacia de una trampa de acero, el entusiasmo de una chinampina, y cuando hace algo, tiene 5 000 pulgares en cada mano.

Le encanta los dulces, las navajas, las sierras, la Navidad, los libros con láminas, el chico de los vecinos, el campo, el agua (en su estado natural), los animales grandes, papá, los trenes, los domingos por la mañana y los carros de bomberos.

Les desagrada las visitas, la doctrina, la escuela, los libros y láminas, las lecciones de música, las corbatas, los peluqueros, las muchachas, los abrigos, los adultos, los médicos y la hora de acostarse.

Nadie más que el se levanta tan temprano, ni se sienta a comer tan tarde. Nadie más puede embutirse en el bolsillo un corta plumas oxidado, una fruta mordida, medio metro de cordel, un bolsita de tabaco vacío, caramelos, seis monedas, una onda, un trozo de sustancia desconocida, y un autentico anillo de supersónico con un compartimiento secreto.

Todo el poderío de usted se rinde ante el. Es un carcelero, su amo, su jefe... El, un manojito de ruido, carita sucia.
El mejor hombre no es nunca el que fue menos niño, sino al revés.

Anónimo.
"Yo le doy mi pecho.
El me da sus ojos.
Yo le doy mi leche.
El me entrega el alma.
yo le doy mis brazos.
El pone en los míos su vida.
Y me convierto en diosa
dadora de vida
de alimento y amor"
"Dices que cansa estar con niños. Tienes razón. Añades que te cansa porque tienes que ponerte a su nivel, agacharte, inclinarte, arrodillarte, hacerte más bajito. Te equivocas. No es eso lo que cansa más. Más bien es el hecho de verte obligado a ... elevarte hasta la altura de sus sentimientos. Estirarte, alargarte, ponerte de puntillas. Para no herirles."

viernes, 11 de noviembre de 2011